James K. Polk
Una evaluación de su política
Una conversación con David M. Pletcher
Universidad de Indiana
Algunas personas creen que el presidente James K. Polk provocó intencionalmente la guerra contra México. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Lo que Polk quería era presionar a México para que negociara con Estados Unidos y para lograrlo estaba dispuesto a crear la amenaza de guerra. Si tenía que luchar, quería una guerra breve y una victoria rápida. Nunca esperó que la guerra se prolongara. El Ejército no estaba listo para la guerra y jamás había luchado tan lejos de casa. El país estaba dividido. Así que Polk tomaba un riesgo considerable en su audaz posición hacia México.
Las negociaciones hubieran sido posibles si Polk hubiera intentado un planeamiento diferente. México se había rehusado a reconocer tanto la independencia de Texas como su anexión a los Estados Unidos y cuando esta última se efectuó, rompió relaciones y retiró de Washington a su ministro. Polk creyó correctamente que tenía que restablecer relaciones diplomáticas, así que mandó a México un enviado temporal. Los mexicanos esperaban que ese enviado, John Slidell, ofreciera una indemnización para resolver la cuestión de Texas, después de la cual México lo recibiría a él o a alguien más como ministro permanente. En lugar de eso, Polk nombró a Slidell ministro permanente y le indicó que iniciara las negociaciones con la venta de California, sin mencionar para nada a Texas.
Esto no les pareció nada bien a los mexicanos. Si comenzaban dando concesiones respecto al puesto de Slidell, lo más probable es que nunca llegarían a ningún acuerdo sobre Texas. Además, Polk había respaldado a Slidell enviando tropas al río Bravo, el cual los texanos reclamaban como su frontera. El presidente mexicano, José Herrera, había apenas asumido su puesto y no era muy poderoso. No se atrevía a recibir a Slidell por temor a ser derrocado, ya que la prensa opositora lo acusaba de tener planes de traicionar al país vendiendo a Texas. Como no se le pudo recibir, Slidell salió de la ciudad de México para establecerse en una ciudad a unas cuantas millas de distancia, mientras que Herrera envío tropas al río Bravo para que confrontaran a los estadounidenses. El asunto había llegado a un callejón sin salida.
Ahora Polk necesitaba una excusa para declarar la guerra, anticipando cuando mucho algunas cuantas escaramuzas en el río Bravo para después iniciar las negociaciones. Los mexicanos le dieron la excusa que necesitaba. El general a cargo de sus tropas en el río Bravo envío una fuerza para que cruzara el río emboscando un destacamento de estadounidenses, a quienes mataron o capturaron. El general estadounidense, Zachary Taylor, reportó esta acción como un ataque mexicano y concluyó: "Presumo que esto significa el comienzo de la guerra". Polk y su gabinete prepararon una declaración de guerra. El Congreso, terriblemente dividido entre la guerra y la paz, tuvo que apoyar a los soldados estadounidenses bajo ataque y votó por enviar suministros y refuerzos, mientras que los partidarios demócratas de Polk los convencía que de una vez declararan la guerra.
Sin embargo, Polk no esperaba que los mexicanos se resistieran tanto. Cuando su hermano, que estaba en Europa, se enteró de lo que estaba ocurriendo, quiso regresar y alistarse, pero Polk le dijo que no, ya que la guerra terminaría pronto.
¿Qué tan importante fue como causa para guerra la controversia de la frontera texana?
Para Polk era más una excusa que una causa real. Cuando asumió su cargo en 1845, los texanos ocupaban la mayor parte de lo que ahora es el este de Texas, y San Antonio era únicamente un poblado fronterizo. Los texanos, como la mayoría de los estadounidenses occidentales, deseaban la expansión y varios años antes de que Polk fuera presidente, habían enviado una expedición militar para que tomara Santa Fe en el oeste. Los mexicanos les ganaron, así que no tenían derecho a esa parte del valle del río Bravo.
Los mexicanos también trataron de reconquistar el resto de Texas pero fracasaron, así que se mantuvo un incierto equilibrio. Cuando Estados Unidos se anexó Texas, Polk prometió proteger a los texanos de la ira de los mexicanos y enviar tropas a Corpus Christi, bajo el mando de Taylor. Cuando Slidell fue a México, Taylor avanzó al río Bravo y construyó un fuerte temporal. Obviamente, la disputa sobre la frontera texana era un tema adecuado para la negociación con México, pero Polk la convirtió en parte de su firme posición.
Al mismo tiempo Polk negociaba con Inglaterra sobre Oregón, ¿no es así? ¿Cómo afectó esto sus relaciones con México?
En años anteriores Estados Unidos y Gran Bretaña habían acordado ocupar conjuntamente el territorio de Oregón (el actual Oregón, el estado de Washington y Colombia Británica) como poblado temporal. Cuando Polk se hizo presidente, se reabrieron las negociaciones y los estados del medio oeste pedían que Estados Unidos se anexara todo el territorio.
Polk quería llegar a un arreglo negociado que no alienara a los senadores y congresistas occidentales cuyos votos necesitaba para el resto de su programa legislativo. Su idea era la de darle largas al asunto hasta que Inglaterra tomara la iniciativa de ofrecer el arreglo. Esto lo logró alrededor de ese mismo tiempo en que Slidell se fue a México e Inglaterra mostró una disposición de llegar a algún tipo de compromiso. Hasta ese punto, Polk había estado renuente a presionar el asunto con México. Afortunadamente para él, el gobierno inglés se vio envuelto en una crisis de gabinete propia y no quería una disputa con Estados Unidos. En cierto sentido, su actitud más moderada hacia Oregón libró a Polk para presionar más duramente a México. (Después de iniciada la guerra, Estados Unidos e Inglaterra dividieron el territorio de Oregón a lo largo de la actual línea fronteriza entre Estados Unidos y Canadá. Los políticos occidentales estaban insatisfechos pero finalmente aceptaron el arreglo.)
¿Por qué Polk trató de desafiar a México para que negociara en lugar de utilizar la persuasión?
Polk estaba muy ansioso por comprarle California a México y sabía que México se negaría a ello. Pensó que no había tiempo que perder, porque temía que Inglaterra la tomara ya que era un punto fuerte en el Pacífico. El gobierno de Londres no tenía dichos planes porque no tenía derecho sobre California como lo tenía Inglaterra sobre Oregón. Inglaterra estaba a punto de resolver la controversia sobre Oregón con Estados Unidos y no había probabilidad de que iniciaran otra crisis anglo-estadounidense sobre California.
Sin embargo, la personalidad obstinada y agresiva de Polk, así como la seguridad que tenía en si mismo, fueron la razón subyacente de su política de asumir una posición firme y de desafiar a sus adversarios, de "andarse con evasivas" como lo llamaríamos ahora. Estas características las compartía con su mentor y patrono Andrew Jackson. Había crecido en el bajo valle del Misisipí durante las ultimas fases del imperio español y había aprendido a odiar y a desconfiar de los engañosos "dones" españoles, con los que ahora identificaba a los mexicanos. Su débil y torpe gobierno sólo despertaba en él su desprecio. En esa época, los estadounidenses generalmente respetaban a los británicos por su fuerza y Polk no era la excepción. Sin embargo, pensaba que Inglaterra tomaría todo lo que pudiera. En ambos casos, sentía que el curso más inteligente era lo que ahora llamaríamos la diplomacia de "intimidar con la vista": mirar fijamente al contrario y esperar a que éste parpadeara primero. Esta técnica comenzaba a funcionar con Inglaterra y Polk no tenía ninguna duda que también funcionaría con México.
Por desgracia, ésta fue exactamente la táctica equivocada para emplear contra México, ya que ofendía el sentido del honor de los mexicanos e hizo que éstos se mantuvieran en sus trece y lucharan con mayor ahínco, incluso por una causa perdida. Un diplomático inglés familiarizado con el temperamento español dijo: "Un español es como una mula. Si vas montado sobre una mula por la orilla de un precipicio y la espuelas demasiado fuerte, retrocede hacia el precipicio y te lleva con ella al vacío".
Un buen diplomático tiene que alternar la tenacidad con la flexibilidad, según lo requiera la situación. También tiene que poder ver la negociación desde el punto de vista del contrario, así como desde el suyo mismo. Polk no podía hacer ninguna de estas cosas; de hecho, creo que tenía en su interior un desprecio por las soluciones diplomáticas.
¿Cuáles fueron los efectos de los errores de Polk en la negociación?
El efecto más obvio e inmediato fue una guerra que duró un año y nueve meses. En esta guerra perdieron la vida casi 13,000 estadounidenses y el país incurrió en gastos que alcanzaron la suma de alrededor de $100,000 millones. Como resultado de la guerra entre Estados Unidos y México, el arreglo de la frontera con Oregón y la anexión de Texas, Estados Unidos ganó alrededor de 1.2 millones de millas cuadradas de tierra, más de una tercera parte de su territorio actual. Sin embargo, incurrió en un número de efectos indirectos de la guerra y éstos no se pueden ignorar. Por el lado positivo, dio un gran paso para convertirse en una potencia de primera, a la par con Gran Bretaña, Francia y Rusia, ya que dichos países, con mayor antigüedad, respetaban la fuerza, y los generales y soldados estadounidenses la habían exhibido en abundancia, incluso contra un enemigo más débil.
Sin embargo, por el lado negativo, la guerra también exigió pesados e intangibles costos. Por lo general, los latinoamericanos nos habían visto como modelo de una sociedad y gobierno liberales y democráticos. Ahora, después de nuestro ataque contra México, se comenzó a hablar del "Coloso del Norte". Estados Unidos siempre ha sido conocido por vociferante y por alardes de mal gusto; después de la guerra se volvió más vociferante y las hazañas del Ejército estadounidense sugirieron que el mundo podía esperar más de lo mismo en el futuro. Lo peor de todo, la cuestión de Texas y sobre todo la guerra misma crearon una herida abierta de seccionalismo dentro del país y la propagación del esclavismo se elevó para encabezar la lista de problemas públicos que exigían solución. La guerra entrenó a una generación de soldados para la lucha civil por venir, también entrenó las mentes del público en general.
Tal vez Polk, como presidente, pudo haber evitado estos efectos encontrados de la guerra utilizando una línea diferente de diplomacia.