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Geografía

Geografía y clima

Por Richard V. Francaviglia

A comienzos de la guerra entre Estados Unidos y México, México cubría más de la tercera parte del continente norteamericano porque se extendía, en el noroeste, hasta el actual límite entre California y Oregon a los 42° de latitud norte y, al noreste, hasta el río Missouri. La independencia de Texas (1836) y su categoría de estado (1845) habían reducido sustancialmente el territorio de México al mover el límite oriental de México al río Nueces, que México reivindicaba como límite, mientras que Texas y Estados Unidos reivindicaban al río Bravo del Norte (o río Grande) como límite. Para los expansionistas estadounidenses, el norte de México bloqueaba el curso natural de la extensión de Estados Unidos hacia el oeste porque se atravesaba en el camino de una posible ruta ferroviaria hacia el Océano Pacífico. Por lo tanto, en vísperas de la guerra, la frontera norte de México se estaba desintegrando bajo la presión de la intrusión angloamericana y las dificultades para manejar una frontera tan distante de la Ciudad de México.

El resto de México se extendía hacia el sur bien hacia los trópicos ya que su extremo sur llegaba aproximadamente a los 14° al norte del ecuador. Situado al sur de los ríos que marcaban la frontera en disputa de Texas, México limitaba al este con el Golfo de México y al oeste con el Océano Pacífico. De modo que México era un enorme país, con una gran diversidad geográfica esencialmente limitado por aguas en los flancos este y oeste, condición que lo volvía vulnerable a ataques desde el mar. Su frontera norte con el expansionista Estados Unidos ocupaba un terreno entre árido y semiárido de relativamente baja densidad de población que, por lo tanto, también era fácil de penetrar porque las tropas invasoras no se enfrentarían con centros de población bien defendidos y fortificados.

Con una extensión desde los trópicos hasta latitudes medias y con una topografía extremadamente disímil (por ejemplo, montañas altas de 5.700 metros [18.700 pies] cerca de la Ciudad de México y áreas por debajo del nivel del mar en los desiertos de California), México se caracterizaba por la variedad y la diversidad geográfica y climática. La zona norte y las porciones más elevadas de México en 1846 (por ejemplo, la ciudad de Santa Fe de la provincia de Nuevo México) se caracterizaban por grandes variaciones en la temperatura según la estación y un frío extremo en invierno, mientras que el sur y las tierras bajas del país tienen clima tropical. Si bien predominan los vientos alisios que soplan del Golfo hacia el área tropical de México en las cercanías de Veracruz, especialmente en julio cuando son más notorios, la parte norte de México alcanza latitudes medias, donde predominan los vientos del oeste, como en la zona costera de California. Relacionadas con la altura y la latitud, las precipitaciones varían desde las húmedas tierras bajas tropicales, que se caracterizan por veranos húmedos, inviernos medianamente secos y el crecimiento de una selva espesa, hasta el clima templado de la costa de California, con sus característicos inviernos húmedos y no muy fríos y los veranos secos típicos de los climas del Mediterráneo. Entre los trópicos y las latitudes medias hay una inmensa área de cuencas y mesetas que se caracterizan por prolongadas sequías. La mayor parte de esta altiplanicie interior tiene inviernos secos y veranos calurosos, que a veces son mitigados por tormentas durante la tarde cuando la humedad ingresa tierra adentro desde el Golfo de California o el Golfo de México. Este enorme país climática y fisiográficamente diverso fue el escenario de la guerra entre Estados Unidos y México de 1846 y 1847. Tan extendidas estuvieron las hostilidades en esta guerra, y tan peculiar era la geografía, que prácticamente cada batalla se caracterizó por el entorno geográfico con el que se encontraron las tropas estadounidenses o que defendieron las fuerzas mexicanas.

Tierras Bajas Costeras del Este

Las inmediaciones de Veracruz en el sudeste de México se caracterizan por las tierras bajas costeras del este, que están situadas en la plataforma costera en la base de las montañas y es un ejemplo de tierra caliente de la costa tropical, con alta humedad y precipitaciones abundantes, especialmente en el verano. Hacia el norte, las tierras bajas subtropicales del Golfo se ensanchan en las inmediaciones de Corpus Christi (Texas), un área que presenció la llegada de tropas en mayo de 1846 y fue lo primero que vieron muchos soldados estadounidenses del paisaje mexicano. Allí, las tropas que estaban al mando del general Zachary Taylor por primera vez apreciaron las vigorizantes brisas veraniegas que soplaban desde el mar, o vientos alisios como se los llamó por error, pero a fines de otoño maldijeron los vientos del norte que traían las temperaturas frías y el clima lluvioso que debilitó a las tropas con enfermedades. Los frentes de batalla situados a lo largo del valle del río Bravo en las cercanías de Resaca de la Palma eran adyacentes a la costa y tenían un clima similar. En esa área, el agua estancada contribuyó a su reputación de "miasmática" por la facilidad con la que allí se reproducían los mosquitos. En general, la costa este de México presentaba una amplia plataforma costera y aguas poco profundas de menos de 30 centímetros que dificultaban el acceso por mar.

Meseta Central y Montañas Internas

Las tropas que ingresaban a México en las cercanías de Monterrey y Buena Vista ascendían por un terreno muy montañoso que era árido la mayor parte del año y donde la mayoría de las precipitaciones ocurrían en forma de tormentas de verano. Esta vasta área de cadenas montañosas cuyas bases se encuentran en las profundidades de los valles aluviales (cuya parte más seca o más interna se escurría hacia lagos secos o playas) contenían ciudades relativamente aisladas como Chihuahua y Saltillo. Esta área fisiográfica semiárida alta fue penetrada por fuerzas estadounidenses en varios frentes. Por ejemplo, los movimientos de las tropas del coronel Alexander W. Doniphan hacia el centro de México atravesaron amplias cuencas o bolsones marcados por montañas escarpadas que formaban una cadena de norte a sur como parte de la topografía de cuencas y sierras de esta parte de Norteamérica. Más al norte, el Batallón Mormón atravesó partes similares del paisaje de cuencas y sierras en el sur de Arizona, especialmente en las cercanías del río San Pedro, donde las lluvias de verano son complementadas por ocasionales tormentas de invierno o tormentas de nieve en las elevaciones superiores.

Los mormones comenzaron a establecerse en la Gran Cuenca en 1847, cuando el área era todavía nominalmente territorio mexicano, y la experiencia del Batallón Mormón proporcionó un mejor conocimiento de la geografía de la región y el potencial para asentamientos porque pensaban crear un imperio teocrático llamado "Deseret". El topógrafo y comandante militar, John C. Frémont,  y otros atravesaron Nevada cuando se dirigían a California y cruzaron la formidable Gran Cuenca. Las siguientes exploraciones revelaron que estos variados lugares eran fisiográficamente parte de la provincia de cuencas y sierras, que incluye los actuales estados con desierto de Arizona, Nevada y Utah en Estados Unidos y Chihuahua y Sonora en México.

Región Volcánica de Las Tierras Altas

La Ciudad de México, el único centro de población más grande del país, está situada en la región volcánica de las tierras altas, también conocida como Sierra Volcánica Transversal. El suelo es rico, el clima es templado y las precipitaciones son confiables. Estas condiciones han ayudado a sostener la agricultura y densas poblaciones desde tiempos prehistóricos. Durante la guerra entre Estados Unidos y México, en esta región tuvieron lugar importantes batallas tales como las de Contreras, Churubusco, El Molino del Rey y Chapultepec. Rodeado por altos volcanes, el valle está situado a aproximadamente 2.600 metros (7.800 pies) sobre el nivel del mar. Debido a su ubicación en una altiplanicie subtropical, el clima es templado a pesar de la altitud y la región es conocida como tierra templada. Cuando se encontraban en el Valle de México, las tropas estadounidenses hallaron áreas bien irrigadas y la topografía facilitó relativamente el viaje. Sin embargo, para llegar al valle, las tropas debían ascender la empinada cara este de la Sierra Madre Oriental. El clima de las montañas más altas es perpetuamente frío en esta tierra fría y los picos más altos están cubiertos de nieve durante todo el año.

Costa de California

La costa, que se extiende desde Alta California hasta Baja California, era de fácil acceso para los movimientos marítimos de las tropas pese al terreno montañoso que había a poca distancia de la costa. Los numerosos puertos proporcionaban una entrada fácil para las fuerzas navales como las que estaban al mando del comodoro John D. Sloat y el comodoro Robert F. Stockton, pese a que las condiciones climáticas (con fuertes vientos y niebla) a menudo complicaban el avance. La zona costera de California, especialmente de Alta California, estaba bien poblada ya que había sido colonizada en una serie de misiones por los españoles y más tarde por los mexicanos. Significativamente, la mayoría de los centros de población que fueron tomados por las fuerzas estadounidenses durante la guerra estaban cerca al mar. Baja California, aunque estaba menos poblada, también era vulnerable a invasiones provenientes del mar porque la mayoría de los asentamientos de cierto tamaño (por ejemplo, Ensenada y La Paz) eran puertos costeros; la población de comunidades misionales más internas había disminuido antes de la guerra.  

Grandes Llanuras Orientales

Aunque no fueron parte del frente de batalla propiamente dicho, las llanuras del extremo noreste de México (actual este de Colorado y Nuevo México) fueron importantes para los movimientos de las tropas. Ya para la época de la guerra se habían ganado el nombre de "Gran desierto americano", aunque en realidad el área estaba cubierta, al menos en parte, por pastos de pradera. En este frente, México también era vulnerable; las tropas invasoras podían adentrarse más en el país desde el este atravesando los valles longitudinales de los ríos, que proporcionaban agua, madera y refugio tal como se vio en la invasión de Santa Fe por tropas al mando del general Stephen W. Kearny.

Resumen

Tan preponderante es la topografía y la fisiografía de México que muchas de las batallas de la guerra obtuvieron su carácter logístico a partir de las condiciones fisiográficas. Por ejemplo, la costa de las cercanías de Texas era particularmente difícil para operaciones marítimas debido a las aguas poco profundas y se tuvieron que comprar buques especiales de bajo calado. Además, era tan difícil conseguir agua fresca que en numerosas ocasiones los buques debieron regresar a Pensacola (Florida) desde las costas de Texas y  México para reabastecer las provisiones de agua.

Los movimientos de las tropas hacia las diferentes áreas fisiográficas también incluyeron operaciones de reconocimiento, que ayudaron a trazar mapas del terreno para futuros asentamientos y desarrollos que, según muchos creían, se producirían después de la guerra. Un ejemplo al respecto fueron las exploraciones de Bryant P. Tilden (hijo) en el barco de vapor Major Brown, que osó avanzar más de trescientos kilómetros por el río Bravo en un reconocimiento ostensiblemente militar hasta alcanzar los rápidos que se encuentran más allá de Laredo. La expedición luego continuó por tierra hasta Presidio del Norte donde Tilden registró cuidadosamente las posibilidades de asentamientos en el lugar.

Después del fin de la guerra en 1848, México casi perdió la mitad de su territorio a manos de Estados Unidos, y el límite se estableció formalmente a lo largo del río Bravo hasta El Paso del Norte y de allí aproximadamente en una línea que se dirige al oeste hasta el río Gila y luego a la costa oeste. Este límite en efecto corta transversalmente el territorio desde las tierras bajas subtropicales costeras de Texas hasta las tierras bajas costeras del Pacífico en las cercanías de San Diego (California). Como se habían equivocado en el trazado del mapa y más tarde Estados Unidos se dio cuenta de que el río Gila no representaba una ruta ferroviaria transcontinental factible, firmaron el Tratado de Gadsden y la Compra de 1853 que fijaban el límite entre Estados Unidos y México en su ubicación actual, a unos ciento cincuenta kilómetros al sur del río Gila. Después de la guerra, este límite militar arbitrario se convirtió en una importante zona de contacto entre Estados Unidos y México, la gran frontera, que se extiende a lo largo del río Bravo hasta El Paso, de allí hacia el oeste por el sur de Nuevo México y Arizona, y de allí hacia la costa justo al sur de San Diego, donde divide políticamente Alta y Baja California. Durante la guerra, muchos residentes de Baja California habían apoyado a Estados Unidos, y cuando se estableció la frontera actual se les permitió reubicarse en Alta California por temor a sufrir represalias.

Una de las principales consecuencias geográficas de la guerra entre Estados Unidos y México fue que Estados Unidos consiguió un sudoeste bien definido que llega al Océano Pacífico como consecuencia de los sentimientos por el destino manifiesto que se habían expresado antes de la guerra. A México, por su parte, le quedó una frontera norte árida ("el Norte") que en la década de 1990 siguió siendo una zona en desarrollo. Hay otras dos consecuencias geográficas que deben remarcarse. La primera se relaciona con el Ferrocarril Transcontinental del Sur, que se construyó unos treinta años más tarde (1879-1881) cuando la "Sunset Route" (ruta del crepúsculo) del Ferrocarril del Pacífico Sur fue construida desde California hasta New Orleans por el camino de Yuma, Tucson, El Paso y San Antonio. Más al norte, el precursor del Ferrocarril de Santa Fe se construyó a través de New México y Arizona en 1881 y 1882. La segunda consecuencia geográfica se relaciona con la minería. A pesar de las numerosas misiones de reconocimiento, México había hecho poco por explotar o desarrollar los recursos minerales de su lejana frontera norte que fue tomada por Estados Unidos en la guerra. El descubrimiento de depósitos de oro en California por parte de James Marshall (un mormón que acompañaba al Batallón Mormón) y las siguientes operaciones en los depósitos de minerales y la minería de roca dura por parte de angloamericanos reveló que el área que México había perdido a manos de Estados Unidos era como El Dorado de minas de oro, cobre y plata.