Destino manifiesto
¿Ideal o justificación?
Una conversación con David M. Pletcher
Universidad de Indiana
¿Cuáles eran las fuerzas motrices que impulsaban a Estados Unidos en su búsqueda del Destino Manifiesto durante el siglo XIX?
El término "Destino Manifiesto" fue, en parte, la expresión de un ideal genuino de los estadounidenses; pero también fue la justificación de su deseo de territorio, ya que necesitaban un pretexto o una justificación para llegar a un territorio que no controlaban.
La idea del Destino Manifiesto estuvo precedida por algunos de los escritos de la época revolucionaria, por el deseo de Canadá en el periodo comprendido entre la guerra de Estados Unidos por la independencia y la guerra de 1812. Esto racionalizaba la compra de Luisiana y el apoyo de Estados Unidos por la independencia y anexión de Texas.
Dicho en términos generales, el Destino Manifiesto fue una convicción de que Dios tenía la intención de que América del Norte estuviera en manos de los estadounidenses. Era una especie de proyección temprana de supremacía anglosajona y tiene un elemento racista, pero también tiene un elemento idealista. Era muy difícil medir cada uno de ellos, ya que variaban de una persona a otra. Si se le hubiera preguntado a un individuo que definiera el Destino Manifiesto, tal vez hubiera dicho que era un ideal o tal vez hubiera contestado: "Bueno, queremos la tierra y ésta es la manera más sencilla de justificar que la tomemos".
¿Cómo percibieron otras naciones los actos de Estados Unidos para cumplir con su percibido Destino Manifiesto?
La actitud de los europeos y otros observadores no fue la de temer a Estados Unidos, sino una combinación de falta de respeto y una convicción de que los estadounidenses eran esencialmente hipócritas al hablar de ideas y luego buscar expandir sus tierras.
La convicción se desarrolló, en parte, por la propaganda y publicidad estadounidenses. Mucho hablaron y escribieron los estadounidenses sobre la libertad, pero al mismo tiempo, expandieron la idea del Destino Manifiesto. Su destino era expandirse a todo lo ancho de América del Norte. Estaba consciente de esto la gente que se interponía entre ellos y esa expansión, especialmente los mexicanos. Los mexicanos se debatían entre dos actitudes contrarias respecto a Estados Unidos. Una era la actitud de la admiración, la otra era la del temor de que los estadounidenses trataran de arrebatar territorios fronterizos de tierras mexicanas. Muchos mexicanos querían imitar a Estados Unidos: su prosperidad, el desarrollo de su economía y su agricultura, pero querían hacerlo sin perder tierras.
¿Se justificaban los temores de México respecto a Estados Unidos?
Bueno, los eventos de las décadas de 1830 y 1840 sugieren que sus temores se justificaban. Hay que tomar en consideración el hecho de que los texanos, al sublevarse contra México, estaban haciendo prácticamente lo mismo que los mexicanos habían hecho cuando se sublevaron contra España. Así que los argumentos que México usó para protestar los derechos de Texas a la rebelión eran un tanto falsos. Los texanos estaban muy conscientes de esto, así que no le pusieron mucha atención a lo que los mexicanos pudieran decir.
¿Quiénes eran las personas y las fuerzas detrás de la oposición de Estados Unidos a la expansión occidental y a cumplimiento del Destino Manifiesto?
La expansión siempre fue un tema muy controversial que en algunas partes del país provocó tanto oposición como apoyo. Al principio, la oposición a la expansión surgió de quienes creían que, de crecer demasiado, Estados Unidos no podría triunfar como un experimento de autogobierno. Esto se convirtió en la postura del Partido "Whig"* durante la década de 1840 y fue una de las bases para su oposición a la guerra contra México.
Hubo muchos ciudadanos que creyeron que una democracia como la de Estados Unidos sólo podía triunfar si se conservaba relativamente pequeña y vinculada a su pueblo. De alguna manera, éste era un ideal jeferssoniano. Hubo otros que vieron las posibilidades de grandeza de Estados Unidos a través del crecimiento y el desarrollo económico. Esto era, hasta cierto punto, el ideal de Hamilton y quienes lo apoyaron respaldaban la expansión de Estados Unidos, especialmente hacia el occidente, así como la expansión del comercio estadounidense.
Al principio, la base para oponerse a la expansión estadounidense fue un sentimiento de que contribuiría a la caída de la nación. Después, las costas del noreste y del este sintieron que perderían poder si Estados Unidos admitía más estados en la unión. Finalmente, los abolicionistas en el norte temían que la conquista de México implicaría que Estados Unidos incorporara más territorios esclavistas.
Durante el curso del conflicto con México, la oposición a la guerra se enfocó en el movimiento abolicionista y en la oposición a la expansión de la esclavitud. Había, por supuesto, alguna simpatía con los mexicanos y alguna oposición pacifista a la guerra misma conforme crecían las listas de bajas. Pero el movimiento abolicionista se convirtió en un medio para enfocar esta oposición hacia un poderoso movimiento político al que el presidente Polk tenía que poner atención.
La anexión de Texas pareció ser parte de una expansión natural de Estados Unidos, una consecuencia lógica a la compra de Luisiana. Sin embargo, se volvió más polémica debido, por una parte, a que los mexicanos se oponían a la anexión y, por otra, a que el norte estaba convencido que Texas representaba una expansión de la esclavitud. John Quincy Adams, miembro de la Cámara de Representantes, hasta consideró el apoyo por la anexión de Texas como una conspiración de los esclavistas, aunque creo que los historiadores han demostrado convincentemente que no hubo dicha conspiración.
* Este partido político se formó (c. 1836-56) en oposición al Partido Demócrata y, entre otras cosas, favorecía altos aranceles y una libre interpretación de la Constitución. Le sucedió el Partido Republicano. (N. de T.)