James K. Polk
James K. Polk (1845-1849)
Por Robert W. Johanssen
Universidad de Illinois en Urbana-Champaign
James Knox Polk (1795-1849), el onceavo presidente de los Estados Unidos, fue electo en noviembre de 1844 y estuvo en su cargo durante un solo término, del 2 de marzo de 1845 al 3 de marzo de 1849 siendo, a la edad de 49 años, el presidente más joven hasta el siglo xx.
No aceptó ser considerado para la reelección. Si bien al momento de su elección no era muy conocido, ya había servido durante 14 años en la Cámara de Representantes (cuatro de ellos como dirigente de la misma) y un término como gobernador de su estado natal de Tennessee. Siendo protegido de Andrew Jackson (con frecuencia se le llamaba el "Young Hickory" (Joven Nogal), Polk había representado los intereses de la administración de aquél en la cámara baja del Congreso y era reconocido como líder entre los congresistas para asegurar la legislación jacksoniana. Su presidencia fue la más fuerte y vigorosa de las que se dieron entre Jackson y Abraham Lincoln.
Además de ser un leal demócrata jacksoniano en cuanto a política doméstica, Polk compartía el fervor expansionista de su generación y como presidente dirigió el periodo más dramático de expansión territorial de la nación. En el breve lapso de tres años, se dio la anexión de Texas, se adquirió la región del Oregón y, como resultado de la guerra contra México, fueron cedidas a Estados Unidos medio millón de millas cuadradas de territorio mexicano. Como el primer presidente durante un conflicto bélico en Estados Unidos desde James Madison, Polk hizo mucho para definir el papel del presidente como comandante en jefe. La guerra contra México dominó su administración y desde entonces ha influenciado su reputación. A pesar de la controversia que ha suscitado la injerencia de Polk en la guerra, le ha ido bien en las evaluaciones presidenciales, al quedar ubicado consistentemente por los historiadores entre los primeros 10 ó 12 presidentes de los Estados Unidos.
James K. Polk nació el 2 de noviembre de 1795 en el condado de Mecklenburg de Carolina del Norte. Fue el mayor de diez hijos de Samuel y Jane Knox Polk. Su padre fue un granjero acomodado y, como el resto de la familia, decididamente jeffersoniano en cuestiones políticas. Su madre, que se dice era descendiente del líder religioso escocés John Knox, era una presbiteriana tenaz cuya vida giraba en torno a la Biblia y las enseñanzas de la iglesia. Criado con las narraciones de la guerra de independencia de Estados Unidos, Polk heredó de sus padres un fuerte patriotismo, un marcado interés por la política y profundas convicciones religiosas.
En 1819, Polk asumió su primer puesto político, como oficinista del Senado del estado y, cuatro años después, fue electo para la cámara baja de la legislatura de Tennessee. Sus antecedentes académicos, su presteza en el debate y su persistente dedicación muy pronto lo distinguieron como un prometedor y joven líder en la política de Tennessee.
En 1823 Polk se casó con Sarah Childress, una mujer educada, refinada y culta que sería un importante acierto en su carrera. Ella, habría de convertirse en una de las primeras damas más respetadas en llegar a la Casa Blanca.
Polk estimaba la libertad individual, los derechos de los estados contra las tendencias centralistas del gobierno nacional y la estricta interpretación de la Constitución. Creía que la soberanía del pueblo era incuestionable y absoluta.
La elección de Polk como dirigente de la Cámara de Representantes durante sus últimos dos términos en el Congreso, de 1835 a 1839, fue un reconocimiento a su liderazgo, su lealtad partidista y su habilidad administrativa. Cuando dejó ese cargo, se jactó sin exagerar que había decidido más cuestiones difíciles y complejas de la ley y el orden parlamentarios que sus antecesores.
Polk prefirió permanecer en la Cámara de Representantes y fácilmente pudo haber sido reelecto en 1839. Sin embargo, fue persuadido de lanzarse a gobernador de Tennessee. Resultó electo, pero su gestión (dos años) fue más bien decepcionante y sin mayores incidentes. No era una buena época para los demócratas, ya que mucha de la atención pública estaba centrada en los efectos del "pánico" de 1837.
Polk fue derrotado en la reelección de 1841 y volvió a ser derrotado dos años más tarde. Después de casi 20 años de actividad y servicio público a su estado y nación, parecía que su carrera política había terminado.
A los nueve meses de su segunda derrota para la gubernatura de Tennessee, en un increíble giro de fortunas políticas, Polk fue nominado por el Partido Demócrata como el candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Martin Van Buren fue el contendiente principal para la nominación del partido en 1844 cuando tuvo lugar la convención. La carrera presidencial, como todos esperaban, parecía estar entre Van Buren y Henry Clay.
El 27 de abril, explotó una "bomba" en la campaña. Los periódicos de Washington publicaron cartas tanto de Henry Clay como de Van Buren, en las que anunciaban su oposición a la anexión inmediata de Texas a Estados Unidos en base a que consideraban que dicha acción constituiría una agresión contra México.
Unos cuantos días antes de que se publicara la carta de Van Buren, Polk dio a conocer su punto de vista en respuesta a la investigación de un comité de demócratas de Ohio. Al igual que Jackson, estaba enfáticamente a favor de la anexión inmediata de Texas, argumentando que esta región había sido parte de Estados Unidos antes de que John Quincy Adams la hubiera cedido a España en el Tratado Adams-Onís de 1819. Temía, como muchos demócratas occidentales, el aumento de la influencia británica en Texas y ubicaba su argumento en un contexto más amplio de seguridad hemisférica. A diferencia de Jackson, Polk vinculaba su demanda por Texas a la demanda de que la autoridad y las leyes de Estados Unidos se extendieran también a la región del Oregón.
Polk ganó la presidencia por 170 votos electorales contra 105 de Clay. Su nominación y elección --que se dieron tan rápidamente después de sus fracasos al intentar ganar la gubernatura de Tennessee-- han sido consideradas como milagrosas.
En Washington, el 4 de marzo de 1845, un día de clima nublado y lluvioso, se vio contrastado agudamente por el discurso inaugural de Polk. Fue un mensaje de esperanza y de confianza para una joven nación de un presidente que por su parte también era más joven que cualquiera de sus antecesores. Más de una tercera parte de su discurso estuvo dedicado al nuevo espíritu de la expansión continental. Rechazó la visión pesimista de algunos estadounidenses de que el sistema de gobierno de la nación no pudiera aplicarse a una gran extensión de territorio. Lo que faltó en la lista de logros propuestos por Polk fue la anexión de Texas, ya que al momento de su toma de posesión la anexión estaba ya en proceso. Lo que restaba era que Polk completara dicho proceso después de su asumir la presidencia.
Page 1 | 2